La importancia de apoyar el comercio local
Debido a la situación actual, nos hemos visto obligados a hacer muchos cambios, desde la forma en que nos saludamos hasta nuestros hábitos de consumo. La pandemia de coronavirus nos ha afectado a muchos niveles y ha cambiado nuestro comportamiento a la hora de comprar. Las compras online se dispararon y el comercio local aumentó significativamente, este último dato nos favorece a nivel social por varias razones que expongo a continuación.
Uno de los tejidos empresariales que más empleo generan, a través de tiendas, locales, restaurantes, negocios de barrio u otros, son las pymes. Por ello, apostar por el comercio local y el pequeño comercio es apostar por la generación de empleo. Asimismo, este tipo de comercio suele sufrir en mayor grado las crisis económicas, pues no pueden competir contra grandes superficies o marcas internacionales.
Asimismo, el dinero que invertimos en el comercio local se convierte en una redistribución hacia familias y personas cercanas a nosotras. Activar el consumo en comercios de proximidad es activar nuestra economía y bienestar más cercanos.
Generalmente, el comercio local nos queda a un “paso” de casa. Es decir, invertir nuestro tiempo en comprar en él es disminuir el tiempo que gastamos desplazándonos hacia grandes superficies o supermercados.
Apoyar al comercio local es tejer una red de apoyo mutuo. Mientras nosotros apoyamos al pequeño empresario y a su plantilla de trabajadores (que son, en definitiva, nuestros vecinos), apoyamos también a nuestro barrio, pueblo o ciudad.
Cada uno cuida aquello que le importa y, en el caso del comercio local, es el cliente y el producto. El pequeño comercio cuida y mima el producto que ofrece, seleccionando aquello que cree que le permitirá ofrecer un buen servicio. Generalmente, nos ofrecerá un producto bueno porque es nuestro vecino y quiere vernos otra vez.
Acudir a los negocios de barrio es una muestra de tu compromiso con el bienestar social. Consumir en ellos es una apuesta ética. Eres consciente que nunca podrán igualar el precio de las grandes multinacionales, sin embargo, decides apostar por tu vecino, quien lleva “x” años contribuyendo a nuestro bienestar social y que apuesta por un modelo de comercio sostenible y equilibrado.
Los establecimientos locales acaban convirtiéndose en un lugar de encuentro para los vecinos. Por ejemplo, comprar el pan a diario en la panadería de la esquina se convierte en una rutina en la que ves siempre la misma cara y acabas manteniendo cierta complicidad o relación con el comerciante.
¿Pueden las experiencias negativas ayudarnos a crecer? Sin duda, en algunos casos, la respuesta es afirmativa.